Cantinas y democracia
Resumen
Cuando llegué a Berlín, a principios de la década
de los ochenta, antes de ir a la Universidad
Humboldt donde haría parte de los estudios
de doctorado, entré a una cantina. Entré sola
y pedí una cerveza. Quienes estaban ahí voltearon
a verme, no porque fuese mujer, sino porque era
mexicana y en ese entonces, al Berlín del socialismo
realmente existente, (sí, el Berlín con muro) llegaban
pocas mujeres extranjeras. Seguramente no
percibieron el sentido de libertad con el cual entré
a la cantina y la satisfacción tomar una cerveza en
la barra, sin que nadie me echara.
de los ochenta, antes de ir a la Universidad
Humboldt donde haría parte de los estudios
de doctorado, entré a una cantina. Entré sola
y pedí una cerveza. Quienes estaban ahí voltearon
a verme, no porque fuese mujer, sino porque era
mexicana y en ese entonces, al Berlín del socialismo
realmente existente, (sí, el Berlín con muro) llegaban
pocas mujeres extranjeras. Seguramente no
percibieron el sentido de libertad con el cual entré
a la cantina y la satisfacción tomar una cerveza en
la barra, sin que nadie me echara.
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